septiembre 13, 2007

Neither you or I are in control

El simulador oceánico parecía reducir la naturaleza a medidas asumibles para el ser humano, pero reproducía con fidelidad las condiciones reales. Aunque a pequeña escala, podían dominar el mar. Habían creado un mundo de segunda mano, una de esas copias idealizadas que a los seres humanoa les resultan más familiares que la propia realidad. ¿Quién desea saber cómo era la vida en la Edad Media si Hollywood la recrea a su manera? ¿A quién le interesa conocer cómo muere un pez, cómo se desangra, lo abren y le extraen las vísceras si lo que compramos son trozos exhibidos sobre hielo? En Estados Unidos, los niños dibujan pollos con seis patas porque los muslos de pollo se venden en envases de seis unidades. Tomamos leche de un envase de cartón, pero nos da asco el contenido de una ubre. Nuestra percepción del mundo se deforma, y como consecuencia observamos nuestro entorno con suma arrogancia. Bohrmann estaba entusiasmado con el simulador y sus posibilidades. Al mismo tiempo, el tanque le mostraba que la ciencia corría el riesgo de volverse ciega cuando, en lugar de observar el objeto de su investigación, se limitaba a recrearlo. Ya no se trataba de entender el planeta, sino de doblegarlo. Y en aquella realidad falseada, la intervención humana recibía una nueva y terrible justificación.

Cada vez que Bohrmann entraba en el pabellón, le pasaba por la cabeza el mismo pensamiento: nunca estaremos en condiciones de obtener certezas sobre lo que es factible, sino sólo sobre aquello en lo que no deberíamos intervenir. Pero después nos olvidamos de nuestros buenos propósitos.


Schätzing, Frank. (2006). El Quinto Día. España: Planeta Internacional. pp. 271



UnderOath - A moment suspended in time Lyrics

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