mayo 10, 2007

Hoy soñe con arte...

En serio. Desde hace varias semanas mis sueños están llenos de árboles, animales y trabajos escolares.

Las dos primeras imágenes se deben a mi búsqueda de campañas de reforestación y pro-veganismo. No me sorprende que sueñe con eso si es lo único que he leído.

La tercera imagen sí está muy creepy. No me gusta soñar con la escuela. Últimamente sueño mucho con arte, que no termino el trabajo final... pero es que a quién se le ocurre comparar una canción de hardcore, una escultura china, un poema mexicano actual y una pintura de la escuela de Filonov (arte analítico soviético). Igual y si me drogara trabajaría más rápido.

Entre los muchos textos que he leído (y releído) para el trabajo, un porcentaje considerable de ellos se ha referido a la definición de arte. Al parecer, para Filonov la cualidad última del arte es la locura (madness) y la fragmentación absoluta de las figuras. Y es curioso ver una pintura que de golpe parece no tener sentido y luego encontrar citas de Trotsky que describen a la perfección lo que ves. O verla mientras escuchas una canción noventera de un grupo sueco de hardcore (o de hardcore sueco?) y que parezcan la misma obra en diferente soporte sensitivo.

Y estas reflexiones me llevaron a recordar un planteamiento que nos hicieron en prepa: ¿Hasta qué punto la naturaleza subjetiva de la percepción puede considerarse una ventaja para los artistas, pero un obstáculo que tienen que superar los científicos?

El concepto general que se tiene del arte es que este es totalmente subjetivo y contrario a la ciencia. Sin embargo, ambos utilizan la percepción de cada individuo como punto de partida para sus actividades.

Antes de ahondar más en el tema, es necesario definir tres conceptos básicos: percepción, arte y ciencia. La percepción se puede definir como el proceso de conocer los elementos del ambiente de un sujeto a través de las experiencias sensoriales. A partir de estas experiencias, el sujeto tiende a crear representaciones mentales de su ambiente, por ejemplo, almacenar cómo se ve el color amarillo, cómo huele una fruta, cómo se escucha un río, cómo sabe un platillo, e incluso cómo se siente un golpe o el dolor por indigestión. La naturaleza subjetiva de la percepción proviene de que esas “representaciones mentales se construyen a partir de conceptos y la forma en que estos se integran.” (Ezcurdia; Hansberg; 2003, p. 32) Para los humanos, la percepción se refiere a cómo es para el sujeto experimentar lo que experimenta; por lo que se ven influenciados por creencias y experiencias que ya poseen desde antes; además de que se ve limitada por las capacidades sensoriales del sujeto. Por ejemplo, una persona ciega no tiene la misma percepción que alguien que sí puede ver; pues no ha percibido visualmente ni objetos ni colores. Sin embargo, no hay que olvidar que más allá de las capacidades físicas de los individuos, la percepción también dependerá de la cultura de cada persona. Lo que para algunos es considerado desagradable, para otros resulta ser lo opuesto; mientras que algunas tribus están acostumbradas a comer insectos; muchas otras encuentran repulsivo el solo hecho de pensar en comer insectos. Así, la percepción de dos personas con antecedentes opuestos acerca del mismo hecho, no será necesariamente la misma.

Las definiciones de los otros dos conceptos son menos exactas. En términos generales, el arte es la capacidad del hombre de expresarse de manera creativa y libre. Éste está dividido en varios tipos: literatura, pintura, escultura, etc. Por otra parte, la ciencia es el conjunto de disciplinas dedicadas a estudiar cierta área de la realidad de manera racional, objetiva y universal para alcanzar una verdad mayor a la que se conoce. Al igual que el arte, ésta está dividida en varias ramas, por ejemplo, la biología, la química, la física, las matemáticas e incluso la astronomía; todas ellas ciencias naturales. Además, existen otras ramas, como la psicología, sociología, etc., que se conocen como ciencias sociales; las cuales, a diferencia de las naturales, valoran la subjetividad del científico.

Ya definidos estos conceptos, se puede pasar a establecer cuál es la importancia de la percepción, tanto en el arte como en la ciencia. Como solía decir Goethe, “si yo pinto a mi perro exactamente como es, naturalmente, tendré dos perros, pero no una obra de arte.” Es decir, el arte, para ser considerado como tal, necesita reflejar más de lo que está a simple vista. En cambio, la ciencia para respetar sus principios de objetividad, debería pues, quedarse con dos perros.

No obstante, esto no significa que la percepción no sea importante para la ciencia. Para ésta, el percibir da lugar a nuevas teorías, permite la experimentación y el establecimiento de relaciones entre diferentes variables. Las sensaciones no son parte de ningún conocimiento, bueno o malo, superior o inferior. Son, más bien, provocaciones incitantes, ocasiones para un acto de indagación que ha de terminar en conocimiento.

De manera similar, la percepción le da al artista la libertad de crear nuevas obras de arte, le brinda ideas de modo que pueda transformar la realidad en algo novedoso y diferente, en ocasiones, hasta en algo imposible. “Ningún gran artista ve las cosas como son en realidad, si lo hiciera, dejaría de ser artista.” (Wilde, 1890) Un ejemplo claro de esta idea es el cuadro de Pablo Picasso, Guernica (1937), el cual transmite un mensaje en contra de la guerra mostrando las atrocidades y el terror causados por ella. Este cuadro pertenece a la corriente cubista, por lo que las figuras de personas y animales aparecen distorsionadas y sobrepuestas; pero es esto lo que le da un gran valor a la pintura: la manera en que el mensaje es transmitido al público.

Para la ciencia, transformar la realidad de esta manera es indebido pues la comprensión de mensajes de este tipo depende en gran parte de la educación, valores y prejuicios de cada persona, es decir, de su contexto, y de un análisis cuidadoso de cada elemento. Esto va en contra de los principios de la ciencia, los cuales establecen, de acuerdo a Einstein, que “la mayoría de las ideas fundamentales de la ciencia son especialmente sencillas y, por regla general, pueden ser expresados en un lenguaje comprensible para todos.” Aunque es necesario aclarar que no cualquiera logra entender todos los textos o teorías científicas y que, por el contrario, la mayoría de las personas los encuentra confusos; probablemente sea necesario que los científicos retomen este principio y procuren expresarlos de una manera más coloquial.

Así se llega a una de las principales desventajas o problemas que presenta la percepción en la búsqueda de la homogeneidad de interpretaciones. En ocasiones, el proceso de percibir (principalmente mensajes) puede pasar por alto detalles importantes o, en su defecto, sobre analizar los detalles. Este proceso es enriquecedor pues muestra nuevas maneras de ver la realidad; pero es también complicado porque requiere conocimientos previos (Bloomer, 1990, p. 212); he ahí lo subjetivo de la percepción. Pese a lo que la ciencia plantee, es prácticamente imposible ser cien por ciento objetivo pues el hombre tiene memoria y experiencias que afectarán, aunque sea de manera casi imperceptible, sus procesos de percepción y, por lo tanto, de razonamiento.

Esta subjetividad es lo que le da valor a las obras de arte. El arte no existe para que se le pruebe y compruebe, como es el caso de la ciencia. Las obras de arte están hechas para la libre interpretación de las personas, no hay respuestas o resultados equivocados en el arte. Por eso la ciencia debe alejarse de tal diversidad para ser comprobada y aceptada. Por ejemplo, el cuadro de Las Meninas de Diego Velásquez (1656) puede ser considerado una protesta del autor en contra de la sociedad; la manera en que coloca a los personajes, la manera en que ilumina la pintura, etc., son elementos artísticos que Velásquez utiliza para denotar un descontento con la realidad. En cambio, si se viera científicamente, es decir, de manera objetiva y racional, sería posible describir de manera precisa la posición de los personajes, los tonos usados y el manejo de la luz en el cuadro, incluso diría que la luz se refleja de manera irreal en el cuadro; pero no se llegaría a la interpretación anterior, puesto que en el análisis científico es necesario librarse de cualquier conocimiento previo que influenciara la observación.

En la literatura sucede lo mismo; las fábulas han sido usadas por miles de años como textos didácticos que tienen como fin transmitir enseñanzas de generación en generación. Usualmente los personajes principales son animales con características humanas (como el hablar). Lo importante en ellas no es la fantasía que las rodea, sino la manera en que eso se puede traducir a la realidad. Para la ciencia, esta transformación resulta imposible.

Por esta razón, la ciencia y el arte tienden a seguir caminos muy distintos en la historia de la humanidad. Mientras que el arte se ha convertido casi en un simple pasatiempo o elemento cultural, la ciencia se ha convertido en el porvenir del ser humano y en un método infalible en la búsqueda hacia la verdad. Pero esto no significa que necesariamente tengan que conservarse distanciados. ¿De dónde se hubieran desarrollado los últimos avances científicos y, sobre todo, tecnológicos, de no ser de la imaginación de sus creadores? ¿Cómo es posible que artistas y científicos hayan logrado adelantarse a su época, ya sea dibujando planos de sus ideas o describiéndolas en historias y novelas, sin el uso de la imaginación? De esta manera, se puede decir que en el punto donde se detiene la ciencia, empieza la imaginación. Aclarando que esta tiene sus bases en la realidad y que es la percepción lo que permite que se distorsione la realidad para generar algo nuevo. No es válido afirmar que una creación artística sea menos real o verdadera que una científica por el solo hecho de provenir de la imaginación y percepción. En ocasiones, debido a las restricciones tecnológicas de una época, algunas ideas provenientes del arte no pueden ser llevadas a cabo; pero en un futuro, se convierten en realidad cuando la ciencia alcanza a lo imaginario, como sucedió con las ideas de Leonardo da Vinci, Julio Verne e Isaac Asimov.

En conclusión, los científicos y los artistas pueden utilizar la percepción de la misma manera y en el mismo nivel hasta el punto en el que el arte se vuelve una actividad más individual y es necesario utilizar otros métodos y procesos mentales para encontrar un significado, que dependerá principalmente del contexto de cada individuo. Es justo en este momento cuando la ciencia se separa drásticamente del arte, pues la primera busca la universalidad en la comprensión de lo que transmite y el arte busca ser un reflejo de la realidad, pero no una copia fiel de ella.

Fuentes:
- Bloomer, C. (1990). Principles of Visual Perception. USA: Design Press.
- Ezcurdia, M., Hansberg, O. (2003). La naturaleza de la experiencia. Volumen I: Sensaciones. México: Universidad Autónoma de México.
- Johnson, M. (1970). Art and Scientific Thought. USA: AMS Press.
- Wilde, O. (1890). The Picture of Dorian Gray and other writings. USA: Classics.
- Frase de Albert Einstein, extraída de:
o Folsing, A. (1993). Albert Einstein: A Biography. UK: Penguin.

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